- Hace algunos años, David FeBland empezó a pintar cuadros que expresaran los más primitivos impulsos establecidos en el contexto de los espacios públicos.
- Fue un aumento de absoluta libertad creativa, imbuido por el anonimato de figuras callejeras.
- FeBland expresa el demonio interior que posee a muchos seres humanos, su falta de valores morales o como los instintos más terribles se han apoderado de ellos.
- A modo de catarsis respecto a sus propios demonios interiores, FeBbland aprovecha su estancia en Nueva York, como escenario perfecto para el reflejo de una vida poseída por el dolor, la falta de empatía y la crueldad.
- "Esos cuadros eran oscuros, llenos de gente y monocromáticos. A medida que me sumergía más y más en el proyecto, me encontré como un inesperado conflicto comienza a emerger.
- Mientras caía más profundamente en el amor con el acto de pintar, mi trabajo se hizo más resonante.
- Mi pincel, mi paleta, la representación de la luz y el aire.... Las pinturas me resultaban más hermosas.
- Hoy veo la conexión entre algunos de mis temas y mi método de representación como una fuente de fuerza y de subversión. Es un acto voluntario de seducir al espectador a estar conmigo en el lienzo."
- El trabajo de FeBland explora un mundo pictórico con un telón de fondo espacial que nos remite a un espacio interior, poblado de fantasmas y figuras de pesadilla o simplemente seres sufrientes, como si a través del tiempo, Van Gogh o Toulousse-Lautrec volvieran a tomar el pincel.

- Como latas de cerveza vacías y colillas
- de cigarrillos apagados, han sido mis días.
- Como figuras que pasan por una pantalla de televión
- y desaparecen, así ha pasado mi vida.
- Como automóviles que pasaban rápidos por las carreteras
- con risas de muchachas y músicas de radios…
- Y la belleza pasó rápida, como el modelo de los autos
- y las canciones de los radios que pasaron de moda.
- Y no ha quedado nada de aquellos días, nada,
- más que latas vacías y colillas apagadas,
- risas en fotos marchitas, boletos rotos,
- y el aserrín con que al amanecer barrieron los bares.

Abrígame
- Abrígame,
- porque el fulgor aniquila
- y mis ojos apenas ya resisten
- mirar los faros encendidos de los coches,
- porque crujen los huesos
- y hay una vendedora de castañas en la acera
- aseando del frío los carámbanos,
- porque el mundo existía hasta ayer
- y hoy solo veo sendas cerradas de espinos
- y afiladas zarzamoras,
- porque el atlas acumula fronteras
- y el cuerpo grillos
- y la muerte una alfombra de musgo espesa y húmeda.