
- Iris Van Dongen nació en 1975 en Tilburg, Países Bajos. Actualmente vive y trabaja a caballo entre Rotterdam y Berlín, los dos países más queridos para la artista.
- Van Dongen es una pintora excepcional con un carisma único y una fuerza impresionante. La primera sorpresa que el espectador se encuentra ante las pinturas de Van Dongen son el inmenso tamaño, algunos llegan a alcanzar varios metros de altura, , ésta ya es su primera baza, sorprende el tamaño de los cuadros y la fuerza que atrapa al espectador desde el principio.

- Los temas que trata Van Dongen resultan una espectacular mezcla, tanto como sus formas, siempre entre el lado oscuro y el colorista, entre la tradición y la modernidad.
- Sus figuras aparecen en escenarios, muchas veces, alegres, coloridos, floridos, cercanos, en ellos, las figuras humanas aportan algún elemento de sufrimiento, de muerte, son frecuentes las calaveras y los demonios a los que el espectador se enfrenta sin saber exorcizar.
- El bien y el mal, el pasado y el presente, lo abstracto y lo figurativo se combinan en sus obras, como si fueran elementos comunes.
- La modernidad, a la que ella pertenece, el arte contemporáneo, se aúna a la mejor tradición modernista de lo decadente y enfermizo, del lado diabólico, esotérico y decadente.

- Sus modernas figuras, adquieren la dignidad de héroes y heroínas trágicos, elevados a la figura de mitos en esta mezcla única y explosiva.

- Una artista originalísima en sus propuestas actuales, que no sabemos hasta dónde pueden llegar en su espíritu visionario del sepulcro del barroco y de los rascacielos de Nueva York.








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- Yo soy Bella, ¡oh mortales! como un sueño de piedra,
- y mi seno que a todos eternamente torturó,
- ha sido creado para inspirar amor a los poetas.
- Eterna e incólumne, como la materia.
- Incomprendida esfinge, reino en azul;
- El níveo corazón junto a la blancura del cisne;
- detesto el movimiento que desplaza las líneas.
- Yo jamás lloré, como tampoco jamás reí.
- Los poetas, ante mis gestos altivos,
- Que recuerdan antiguos monumentos,
- consumen sus días en penosa labor.
- Que para fascinar a estos dóciles amantes
- Tengo puros espejos que embellecen las cosas:
- Mis ojos, mis dos enormes pozos de eternidad.
- Charles Baudelaire
- 1821-1867











